El 'manicomio' abre sus puertas otra temporada más y recibe, en esta ocasión, al Arsenal de Mikel Arteta. Los gunners, pese al 3-0 de la ida, son principiantes en este tipo de situaciones: hace 16 años que no pisan las semifinales de la Champions League y no conocen lo que es el Real Madrid cuando se transforma. La llave la tiene el Santiago Bernabéu (21.00).
Es la mística de noches así: un resultado adverso, un ambiente infernal en la grada y un equipo, el rey de Europa, crecido para buscar el —enésimo— milagro. Un fenómeno que siempre escapa de toda lógica y que, extrañamente, se repite con una recurrencia inverosímil. La Champions es la competición del Madrid. Es su territorio.
El madridismo ha vuelto a creer en la remontada más difícil de todas. Frente a un rival, el Arsenal, al que el equipo blanco no ha hecho un gol en partido oficial en toda su historia. Hoy necesitará mínimo tres para forzar la prórroga. El Bernabéu y el talento individual de los Mbappé, Vinicius o Bellingham dan alas a la fe, pero también la pizarra de Carlo Ancelotti tiene que dar con la tecla.
La ida contra el Arsenal dejó preocupantes conclusiones que han de ser solventadas. Lo primero, no se le escapa a nadie, tiene que ver con los kilómetros recorridos. El Madrid corrió trece kms. menos que los hombres de Arteta —101,2 a 113,9—.
Por otro lado, en esta Champions, no hay equipo al que le hagan más remates que a los merengues: ya son 79. Los gunners, en cambio, son los segundos que menos reciben: 29. Es necesario un cambio desde la mentalidad hasta el juego colectivo. El regreso de Tchouaméni, por el equilibrio que aporta, es una buena noticia, igual que la recuperación de Ceballos —aunque apunta al banquillo— para las fases con balón.
La clave de todo puede ser Fede Valverde. El uruguayo puede jugar de lateral o de centrocampista. Donde lo haga, lo hará bien. No duda de eso Ancelotti, que sí debe madurar dónde le necesita más. De carrilero cubre un puesto que se le ha quedado muy grande a Lucas Vázquez, pero se aleja del área. Eso sí, su influencia en el juego no tiene por qué disminuir, lo cual se vio ante el City en el Bernabéu: líder en intervenciones con el balón (77), ocasiones creadas (4) y pases completados (55) siendo lateral.
Luego están los intangibles, claro. El embrujo que surge cuando estadio y vestuario se unen. Los jugadores, los primeros en saberlo, fueron encendiendo la mecha para que este Miércoles Santo reine el caos en el Bernabéu. Buscan "algo increíblemente loco", como asumía Bellingham tras la ida. Un momento apartado de la racionalidad que haga que lo increíble suceda.
Los momentos para la remontada
El Madrid está preparado para ello. El historial se ha llenado de remontadas imposibles en los últimos años: del 0-1 al 3-1 contra el PSG, del 0-3 al 2-3 ante el Chelsea, del 0-1 al 3-1 contra el City y del 0-1 al 2-1 contra el Bayern. De los diez goles que se metieron en esos partidos correspondientes a las ediciones de 2021/22 y 2023/24 de las Champions —que acabaron en título para el Madrid—, nueve llegaron en la franja entre los minutos 76 y 90 (7) o en la prórroga (2).
Sabe el Madrid que es muy posible que llegue a esos minutos finales del tiempo reglamentario con un resultado justo y todavía la necesidad de meter algún para pasar o, al menos, irse a la prórroga. Esta temporada, los de Ancelotti se han confirmado como expertos en marcar en el último tramo de los partidos.
El 31,59% de los goles que el Real Madrid ha marcado esta temporada han llegado en los quince minutos finales. 27 de 117. No hay tramo en el que los de Ancelotti celebren más goles. Sólo se acercan los inicios de las segundas partes (29,25%). La diferencia es brutal entre los goles que se marcan antes y después del descanso: 46 (16,93%) y 71 (83,07%). Por eso es de esperar que todo quede por decidir al final.
Seguro que Ancelotti querrá contar con los que han sido sus jugadores más decisivos en esos goles que han cambiado partidos sobre la bocina. Los nombres son los esperados: Vinicius y Bellingham lideran la lista con cinco goles cada uno que llegaron en los últimos quince minutos; seguidos de Mbappé, con cuatro. Rodrygo y Brahim están empatados a dos, igual que un Endrick que nunca ha dejado de llamar a la puerta para ser la revelación. ¿Será él el héroe inesperado?
Exigencia a Mbappé y Vinicius
Los focos irán irremediablemente a los dos de siempre, con permiso de un Bellingham cada vez más líder —incluido en lo que no se ve—. Hablamos, cómo no, de Vinicius y Mbappé. Con jugadores como ellos es imposible que ningún equipo pudiera soñar.
Son capaces de lo mejor, pero Vinicius y Mbappé deberán remangarse. En la ida quedaron muy señalados por su casi nulo rendimiento sin balón: el brasileño sólo fue en ocho ocasiones a la presión, mientras que el francés lo hizo apenas cuatro veces.
Nadie duda del talento de ambos, pero ante el Arsenal habrá que correr. Mucho más de lo hecho hasta ahora, ya que tanto Vinicius como Mbappé son los que menos kilómetros recorridos acumulan en esta Champions entre aquellos jugadores que han disputado más de 1.000 minutos (antes del arranque de la vuelta de los cuartos de final). Ni siquiera alcanzan los 100 kms: Vinicius lleva 99,6 y Mbappé 94,4.
Un poco más de esfuerzo es lo que se les pide y que su calidad individual sea diferencial en una noche así. Es lo que necesita un Madrid que vive de los milagros. El superordenador de Opta le daba un 4% de opciones de clasificarse a semis tras el resultado de ida. Lo mismo le dieron a Rafa Nadal durante la histórica final del Abierto de Australia de 2022, y ya se sabe lo que ocurrió. Cosas de la magia.